¿De qué sirve explicar conceptos a los alumnos/as si estos no tienen ilusión o interés por comprenderlos?
¿Qué es más importante, intentar transmitir conocimientos a un alumno/a desganado/a y que no conoce el objetivo de su aprendizaje o conseguir que se levante cada mañana deseando asistir a las clases y compartir experiencias con sus profesores y compañeros?
Nosotros creemos que es más efectivo conseguir antes lo segundo y a partir de ahí aprovechar ese interés para transmitir los conocimientos de una manera más eficaz.
Este debiera ser el verdadero orden del proceso educativo pero, ¿es realmente así?
En nuestro Centro creemos que primero es la estimulación y la creación de un ambiente acogedor y gratificante. Es decir, que el alumno/a se sienta a gusto y cómodo desde el primer instante y, a partir de ahí, aprovechar para transmitirle los conocimientos que él/ella estará dispuesto/a y motivado/a para interiorizarlos y disfrutará con ello.
Una última reflexión: pensemos en nosotros mismos (padres y madres); ¿cuándo rendimos más en nuestro trabajo? ¿Cuándo me levanto por la mañana y asisto feliz a mi centro de trabajo o cuándo ni me apetece levantarme de la cama para ir allí?